De mis heridas crecen flores.

A Fran, por bancarme.

Hay veces que sabes que tienes un deber contigo misma, pero también sabes que, por alguna razón, aún no es el momento de actuar: por estrategia económica, por los quehaceres de la etapa o simplemente porque no te sientes lista para librar esa batalla.

El tiempo va pasando y vas pensando cuándo será el momento.

De repente, en un momento inesperado, sabes que llegó la hora de enfrentar eso que venías postergando.

Te sientes lista como por arte de magia. Y, en mi caso, comienzo a pensar: ¿por qué ahora sí? La respuesta es sencilla: se llama Fran.

Tengo el equipo que necesito. Me da el valor necesario para volver a enfrentarlo. Me da seguridad, me da confianza. Me da alivio.

Así que, vamos allá: otra vez al quirófano.